El Mengao sumó otro título a su vitrina.
El año del Flamengo quedará grabado como uno de los más sorprendentes y contundentes de su historia reciente. El equipo conducido por Filipe Luís no solo fue superador en el Brasileirao, sino que también dominó la Copa Libertadores, torneo en el que mostró carácter, jerarquía y una identidad clara. A lo largo del camino dejó en el camino a rivales de peso y terminó coronándose como el club brasileño más ganador de la historia del certamen continental.
El inicio del sueño no fue sencillo, pero sí prometedor. El Mengão comenzó su camino en la Libertadores con una victoria ajustada por 1-0 ante Deportivo Táchira, un triunfo trabajado que le permitió arrancar con el pie derecho. Sin embargo, en la segunda fecha llegó el primer golpe inesperado: Central Córdoba dio el gran golpe en el Maracaná, protagonizó un verdadero "Maracanazo" y venció 2-1 al conjunto carioca.
Las dudas crecieron cuando Flamengo encadenó dos empates consecutivos, primero ante Liga de Quito y luego nuevamente frente a Central Córdoba. El grupo comenzaba a complicarse y la clasificación ya no parecía tan segura como se preveía en la previa. Pero fue allí donde el equipo de Filipe Luís sacó a relucir su temple: dos triunfos consecutivos, 2-0 ante Quito y una victoria mínima frente a Táchira, sellaron el pase a los octavos.
En la primera llave eliminatoria esperaba un desafío mayúsculo: Internacional de Porto Alegre. En el encuentro de ida, Flamengo se quedó con una victoria ajustada por la mínima diferencia, en un partido cerrado y muy disputado. La vuelta, en territorio colorado, prometía ser una batalla. Y lo fue. Pero el Mengão volvió a mostrar su chapa de candidato y se impuso por 2-0, avanzando con autoridad a los cuartos de final.
Allí apareció Estudiantes de La Plata, otro rival histórico y siempre incómodo. En el Maracaná, Flamengo logró una victoria clave por 2-1, aunque dejó la sensación de que la serie estaba lejos de resolverse. En la revancha, el Pincha ganó 1-0 en el tiempo regular y llevó la definición a los penales, donde emergió una figura fundamental para esta historia.
Desde los doce pasos, el Flamengo no falló ni una sola vez. Y en el arco estaba Agustín Rossi, que se convirtió en héroe al atajar dos penales decisivos. Con sangre fría y reflejos felinos, el arquero argentino sostuvo al equipo y les dio el pasaje a semifinales, en una noche que marcó un antes y un después en la campaña continental del Mengão.
En semifinales, el rival fue Racing, uno de los grandes candidatos al título. En el duelo de ida, en un Maracaná colmado, Flamengo se impuso 1-0 con un gol agónico de Carrascal a los 88 minutos, un tanto que desató la locura. La vuelta en el Cilindro de Avellaneda fue intensa, con la Academia buscando el empate durante todo el partido, pero otra vez Rossi fue una muralla.
Así, el Flamengo llegó a la gran final, donde lo esperaba Palmeiras, en un cruce cargado de historia, poderío y tensión. El partido fue parejo, emocionante y polémico, hasta que a los 67 minutos apareció Danilo para marcar el gol que lo cambiaría todo. A partir de allí, el Mengão bajó la persiana, defendió con el alma y sostuvo la ventaja hasta el final.
Con ese pitazo final, el Flamengo volvió a gritar campeón de América. Una consagración construida con paciencia, sufrimiento y grandes actuaciones individuales, que coronó una temporada inolvidable y confirmó que el equipo de Filipe Luís ya ocupa un lugar privilegiado en la historia grande de la Copa Libertadores.

