Perdió 10-0 contra Bayern Múnich, trabaja en una farmacéutica y gana 90 dólares
De una ferretería a enfrentar a uno de los mejores clubes del mundo
En el marco de la apertura del FIFA Mundial de Clubes, el fútbol volvió a demostrar por qué es uno de los deportes más emotivos del plantea y el más popular de todos. En el partido entre Auckland City y Bayern Múnich, se dio una situación que ya recorre el mundo entero vía redes sociales y va a dar que hablar en los próximos días.
Conor Tracey no es un futbolista profesional como los que acostumbra a ver el mundo en torneos internacionales. Es arquero del Auckland City de Nueva Zelanda, un modesto club semiprofesional que representa a Oceanía en el Mundial de Clubes. Pero su historia dio la vuelta al mundo luego de la goleada 10-0 sufrida ante el Bayern Munich. Tracey, lejos de vivir del fútbol, trabaja más de 40 horas semanales en una farmacéutica y tuvo que pedir vacaciones -pagas y sin sueldo- para poder participar del torneo.
Tracey saludando a su ídolo Neuer
"Combino vacaciones anuales y días sin goce de sueldo. Sufriré un poco con el alquiler, las facturas y demás, pero jugar contra el Bayern, el Benfica y Boca, sin duda vale la pena", dijo el arquero de 28 años, que cumplió su sueño en medio de una pesadilla deportiva. A pesar de la derrota histórica, Tracey vivió un momento inolvidable al conocer a su ídolo: Manuel Neuer, quien lo saludó al final del encuentro.
En el día a día, la realidad del Auckland City es completamente distinta a la del fútbol de elite. Sus jugadores reciben apenas 150 dólares en viáticos semanales por parte del club, y deben combinar sus entrenamientos con trabajos convencionales. Tracey es un ejemplo claro: atiende asuntos de producción en una planta farmacéutica durante la semana y ataja los fines de semana. El Mundial de Clubes lo obligó a dejar por un tiempo su rutina y apostar todo por su gran pasión.
En el campo de juego, la diferencia fue abismal. El Bayern Munich no tuvo piedad y goleó 10-0 en la primera fecha del certamen. La superioridad física, técnica y táctica del gigante alemán fue aplastante, pero eso no opacó el espíritu amateur del Auckland City, que celebró el solo hecho de estar allí. Tracey, aún con diez goles en el arco, se quedó con uno de los momentos más emotivos del torneo.
A veces el fútbol regala historias que van más allá del resultado. La de Conor Tracey es una de ellas. Porque aunque vuelva a su escritorio y a sus turnos largos en la farmacéutica, siempre podrá decir que enfrentó al Bayern Munich, que compartió cancha con Neuer y que, aunque lo vapulearon en el marcador, él cumplió un sueño que no tiene precio.
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