Está hundido: llegó tarde y desde ese día Flick lo borró del equipo para siempre.
La lesión inesperada de Marc-André ter Stegen generó una auténtica encrucijada en la portería del FC Barcelona a principios de esta temporada 2024-25. El club se encontró ante una situación delicada: su guardameta titular, pieza fundamental del equipo durante años, estaría fuera toda la temporada. En ese momento, las opciones eran limitadas: confiar en Iñaki Peña como único portero del primer equipo, ascender a Ander Astralaga del filial, o buscar una solución en el mercado de jugadores libres.
La situación se complicó aún más cuando se supo que Diego Kochen, otra de las promesas de la cantera, también estaba lesionado. Ante este panorama, la directiva del Barcelona optó por explorar el mercado de jugadores sin contrato. Entre varios candidatos, surgió un nombre inesperado: Wojciech Szczesny, quien había colgado los guantes pero mantenía una estrecha amistad con Robert Lewandowski. El polaco, que disfrutaba de su retiro en un chiringuito de Marbella, vio en esta crisis una oportunidad para volver al fútbol de élite.
Iñaki Peña venía siendo titular, pero una indisciplina lo dejó afuera.
Sin embargo, el regreso de Szczesny no fue inmediato. Su llegada a Barcelona evidenció su falta de forma física, lo que llevó a Hansi Flick a mantener a Iñaki Peña como titular. El portero alicantino, frecuentemente cuestionado, respondió con actuaciones sobresalientes, destacando especialmente en el Clásico del Santiago Bernabéu. No obstante, el paso del tiempo jugó un papel dual: mientras Szczesny recuperaba gradualmente su forma física, Peña comenzó a mostrar vulnerabilidades, concediendo goles en cada encuentro.
La primera oportunidad para el polaco llegó en un partido de Copa del Rey contra el Barbastro, donde el Barcelona venció 0-4 sin mayores complicaciones. Lo que parecía ser una simple rotación para el torneo copero dio un giro inesperado en la Supercopa de España. Un retraso de Peña a la sesión de activación fue el detonante para que Flick diera la titularidad a Szczesny, una decisión que resultaría más trascendental de lo esperado.
Desde entonces, el portero de 34 años ha sido el elegido en prácticamente todos los encuentros, a pesar de mostrar evidentes signos de inseguridad. Su actuación en la final de la Supercopa fue particularmente controvertida, culminando en una expulsión por una salida temeraria sobre Mbappé. Afortunadamente para él, el Barcelona tenía una ventaja considerable y el incidente no comprometió el título.
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La irregularidad de Szczesny se ha manifestado en varios encuentros posteriores. Ante el Benfica, cometió dos errores graves que contribuyeron a que el equipo encajara cuatro goles. En el reciente partido contra el Valencia, provocó un penalti que fue anulado por el VAR debido a una falta previa. A pesar de estas actuaciones cuestionables, Flick mantiene su confianza en el polaco, respaldando su decisión con un argumento estadístico: "Nunca hemos perdido con Szczesny en la portería. Lleva dos victorias". El entrenador alemán reconoce la difícil situación de Peña, pero enfatiza que sus decisiones se basan en el rendimiento y el beneficio del equipo, dejando abierta la posibilidad de rotaciones futuras.
Esta situación ha generado un intenso debate entre la afición y los medios especializados, cuestionando si la apuesta por Szczesny es la más adecuada para el equipo en este momento crucial de la temporada. Mientras tanto, Iñaki Peña espera paciente su oportunidad de demostrar nuevamente su valía bajo los tres palos del Barcelona.