Joao Félix, Enzo Fernández y Darwin Nuñez llenaron de euros las arcas de Las Águilas y de dudas a los clubes que los compraron en millones.
Benfica es un modelo de negocio único e irrepetible. Las Águilas tienen un ojo clínico para acertar en jugadores en ligas menores y luego logran venderlas en cifras exorbitantes. El tema curioso es que de los 1200 millones en los que ha vendido en la última década hay tres jugadores que integran el podio de transferencias más exorbitantes que luego no terminaron justificando su valor en los clubes que los compraron. El repaso uno por uno.
Joao Félix
Joao Félix la rompió en Benfica pero después se diluyó
La venta más cara de la historia del Benfica es un caso paradójico en sí mismo. Nació en las entrañas de Porto pero llegó siendo un adolescente a Las Águilas donde logró tener un vuelo imparable hasta primera.
Con solo 19 años empezó a mostrar pinceladas de su nivel y la rompió en un inicio arrasador. Jugó 40 partidos en el primer equipo, anotó 20 goles y entregó 11 asistencias. Duró un suspiro en Portugal porque Atlético de Madrid puso 127 millones para cerrar la herida de la salida de Antoine Griezmann a FC Barcelona en 19/20. Nada más alejado de la realidad.
Atlético de Madrid lo pagó 127 millones y no sabe como echarlo.
En sus primeros tres años vestido de Colchonero, Diego Simeone le dio rodaje para intentar terminar de hacerlo explotar. El delantero luso jugó 36 partidos en su primera temporada y anotó nueve goles, mientras que en la segunda fueron 10 tantos en 40 encuentros y en la tercera diez gritos en 36 juegos.
Jamás pudo ganarse un lugar como indiscutido y la comparación constante con las estelas que dejó Griezmann lo condicionaron aún más. Sus caprichos y la falta de entrega en algunas sesiones de entrenamiento empezaron a colmar la paciencia del Cholo: "Félix es un jugador importante pero no tiene conducta de trabajo". Era el principio del fin.
Chelsea apareció como una salida de emergencia y los londinenses pusieron 11 millones por la cesión y se comprometieron a pagar 100 millones una vez que esa cesión culmine. El resultado fue caótico: 4 goles en 20 partidos y la misma mirada de Frank Lampard, su entrenador en Inglaterra, que estuvo en la misma sintonía de Simeone.
Terminado su plazo, Chelsea desestimó la idea de comprarlo y regresó a Madrid sabiendo que no había lugar para él en el Colchonero. Sonó en PSG y FC Barcelona, puro humo. Hoy, pasea por Corea del Sur en la pretemporada de Atlético, donde ni siquiera ocupa un lugar en el banco de suplentes. Sin ofertas a la vista, puede quedarse colgado una temporada.
Enzo Fernández
Enzo Fernández apenas duró 29 partidos en Benfica.
El ejemplo de un jugador que aprovechó al máximo su estado de gracia y ebullición. Tras desembarcar en Benfica luego de romperla en River Plate, el mediocampista siguió elevando su nivel en un destino que es ideal antes de llegar a una de las ligas top de Europa. Las Águilas pusieron 44 millones por su pase y terminó siendo un negoción.
El argentino la rompió desde el día uno y cerró su breve estadía en Portugal con apenas 29 partidos y 4 goles. Claro, Qatar 2022 marcó un quiebre en su vida, y tras el título del mundo, Chelsea pagó 121 millones para mudarlo a Londres.
En Chelsea todavía está en deduda.
En su nuevo equipo todavía no termina de engranar y en sus 22 juegos oficiales son más dudas que certezas por su magro nivel y el del equipo. Titular indiscutido desde que llegó, sus minutos en cadena tienen que ver más con la fuerte inversión del club que con el rendimiento que ha mostrado en Premier League y Champions League.
Su contrato es hasta 2031, una verdadera eternidad, pero la prisa de los directivos de Chelsea debido al gasto demanda rendimientos en el corto plazo. Tras medio año de gracia y con la culpa de la adaptación aceptada, ahora será momento de rendir.
Darwin Núñez
Darwin Núñez la rompió en Benfica.
La tercera venta más cara del Benfica todavía intenta encontrar su lugar en el mundo. Darwin Núñez llegó a Anfield luego de sus buenas temporadas esparcidas entre Peñarol de Uruguay y Almería. Fue récord de gasto en una compra del club español, segunda adquisición más cara de Benfica y la segunda de Liverpool pero todavía no puede demostrar todo los euros que depositaron los ingleses en sus servicios.
Liverpool espera más del uruguayo tras la enorme inversión.
Fueron 80 millones más premios por objetivos a cumplir y Jurgen Klopp lo ha bancado para que logre despegar, aunque nada de eso ha ocurrido hasta el momento. Sus números en Portugal fueron temibles: 48 tantos en 85 partido y si bien sus cifras actuales no son nada despreciables, 15 conquistas en 42, jamás logró consolidarse como un jugador fundamental en la ofensiva de Los Reds.
Por delante lo unen cinco años más de contrato, pero, al igual que Enzo Fernández, esta temporada será clave para demostrar que puede ser el delantero de los 100 millones en los que redondearon sus números finales de la operación.
A estos tres ejemplos concretos podríamos sumar a Semedo, Lindelof o Renato Sánchez y habrá que pensar por qué los jugadores tienen destellos estelares en Benfica pero después no logran demostrar lo mismo en equipos grandes de Europa. Evidenciando el gran mérito del club portugués, no solo económico, sino también deportivo